¿Alguna vez habéis dicho o escuchado esta frase? Seguramente demasiadas, pues no estaría de más borrarla del repertorio, es una excusa usada por quienes no poseen intención de cambiar, normalmente para no tener que esforzarse (ya que cambiar, aunque sea un hábito, cuesta), o para reafirmar comportamientos que podrían hacer daño o perjudicar de alguna manera a otras personas, como faltarles al respeto, o insultarles.

Pongamos algunos ejemplos:

  • “Soy desconfiado, porque me han sido infiel”: La intención de esta afirmación es seguir inmiscuyéndose en asuntos privados de su pareja.
  • “Soy tímido, por eso estoy mejor solo”: El objetivo es quedarse en su zona de confort sin posibilidad de relacionarse con nadie y de esta forma evita su miedo a exponerse a los demás al pensar que pone su identidad en riesgo.
  • “Yo soy así y a mis años no voy a cambiar”: La finalidad es hacer lo que quiere en cada momento, de una forma muy egoísta y negligente, excusándose en “tener unos años”.
  • Grito porque yo soy así”: De esta forma consigue seguir con la conducta de gritar cada vez que quiera.

La intención de estas frases es que se acepten. Al decir esto, pueden pensar que, sólo con esta excusa, las consecuencias de la conducta quedan corregidas o perdonadas, pero lo cierto es que no sólo no es así, sino que se están haciendo un flaco favor, además de poner en peligro su relación con otra u otras personas.

Pero sabemos que eso no es cierto, nuestra personalidad va cambiando a lo largo de nuestra vida con nuestras experiencias, e incluso en función de la situación a la que nos enfrentemos podemos cambiar nuestra forma de ser o la manera en la que actuamos, incluso podemos comportarnos de forma diferente con personas distintas.

“YO SOY ASÍ” lleva implícito el concepto de inamovilidad, se es de una determinada manera sin posibilidad de cambio, por lo que los demás tendrán que aguantarnos como somos.

PODEMOS MODIFICAR NUESTRA FORMA DE SER Y ACTUAR A VOLUNTAD. Si tiramos de recuerdos y miramos atrás seguramente observaremos que hemos ido cambiando.

El cambio requiere un gran esfuerzo por nuestra parte, es más fácil seguir con las mismas conductas, (pero no es más beneficioso), por lo que en ocasiones no nos paramos a reflexionar sobre la necesidad de este cambio y por lo tanto tampoco encontramos una motivación.

Cada vez que decimos “Yo soy así”, nos estamos negando esa posibilidad de cambio, si crees que es momento de darle la vuelta a esa frase y consideras que necesitas ayuda para comprenderte y poder llevarlo a cabo, la terapia puede ayudarte.