¿Sientes que no mereces lo que has conseguido?

¿Crees que tus logros son debidos a golpes de suerte u otras causas externas que no tienen nada que ver con tu valía?

¿Tienes miedo porque piensas que en algún momento van a descubrir que eres un fraude?

Pues quizá sufras lo que se denomina “síndrome del impostor”

Si te sientes identificado sigue leyendo, en este artículo puedes entender un poco mejor en qué consiste y sus posibles causas.

Es bastante común que, ante situaciones concretas como un examen importante o el comienzo en un nuevo trabajo, podamos sentirnos así, pero en estos contextos no sería alarmante. En cambio, sí que sería recomendable consultar a un psicólogo, si estas sensaciones son intensas, si no es un caso puntual sino que se mantiene en el tiempo y si producen limitaciones en el desarrollo de la vida normal de la persona.

El síndrome del impostor lo padecen las personas que no atribuyen sus éxitos a su esfuerzo o valía personal, creen que todo lo que logran es debido al azar o a otros factores que no dependen de ellos, sintiendo que no merecen lo conseguido y considerándose un fraude, impostores que están ocupando un lugar que no les pertenece y serán descubiertos, defraudando a todo el mundo.
Ese sentimiento de fraude les puede llevar a experimentar frecuentemente:


– Niveles elevados de ansiedad, tristeza y frustración.
– Miedo al fracaso.
– Sentimientos de culpa.
– Baja autoestima.
– Niveles altos de autocrítica.
– Incomodidad al recibir elogios, llegando a rechazarlos.
– Reducción de la motivación.
– Constante insatisfacción.
– ¿Qué causas pueden provocar que personas inteligentes y competentes presenten este síndrome aun cuando todas las evidencias apuntan a lo contrario?

Existen diversas causas, pero los factores ambientales y aspectos cognitivos se han relacionado directamente con este síndrome, en diferentes estudios se ha podido observar que la historia del aprendizaje y las experiencias que ha vivido el sujeto, son determinantes para su desarrollo.
Recibir constantes críticas o humillaciones durante la infancia y adolescencia y la forma en la que la persona recibe esos mensajes, suele tener repercusiones negativas, pudiendo llegar a desarrollar este síndrome.


Si un niño escucha frecuentemente que no va a ser capaz de realizar ciertas tareas, que todo es muy complicado y que es “tonto” o no es capaz de sacar buenas notas, seguramente tendrá muchas dificultades a la hora de atribuirse el mérito de los logros que le corresponden, sintiendo que no son merecidos y culpabilizándose por aceptarlos.


También puede ocurrir en el caso contrario, es decir, niños que escuchan constantemente que son capaces de todo, atribuyéndole capacidades excesivamente altas. Si a un niño se le repite muy frecuentemente que puede con todo y que es el mejor, podría llegar a sentir una enorme presión para mantenerse en el lugar en el que le han puesto, además al pensar que sus aptitudes son superiores a la media, los logros no los ve como tales, les quita mérito pudiendo pensar que podría hacer más y mejor y percibiendo falta de control.


El síndrome del impostor se puede superar, lo más normal si lo padeces, es que lo lleves arrastrando durante muchos años, probablemente desde la infancia, por lo que es conveniente acudir a un psicólogo. Con psicoterapia puede ser tratado de forma efectiva.